Aparentemente fueron los hindúes quienes usaron, según se ve en sus murales, las primeras plataformas.
Así que este calzado nos acompaña desde hace más de 2.500 años.
En el período antiguo y clásico, las padukas se usaban como calzado ritual y simbólico, expresión de devoción espiritual y de la tradición del Dharma en el país.
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¿Y sabés por qué se diseñó?
En Europa medieval— los carniceros y pescaderos usaban pattens, unas plataformas de madera y hierro que elevaban el pie para no pisar sangre, vísceras y barro.
Es el antecedente utilitario del ‘taco’ muy comunes en carnicerías, pescaderías y calles urbanas llenas de barro, excremento o desechos.
No eran moda, eran protección contra la suciedad.
Al contrario de lo que estás pensando, solo los trabajadores podían utilizarlos.
No pretendo hacer una cronología, solo destacar algunos hitos que me parecen interesantes, y seguramente ustedes conocerán otros, de otras latitudes que me encantaría que me contaran.
Más tarde, en Oriente Medio, los jinetes montaban a caballo con botas de tacón, porque les permitían enganchar el pie en el estribo y así disparar mejor sus arcos mientras cabalgaban.
De hecho, hubo múltiples guerras entre los imperios persa y otomano, y esta innovación ayudaba a mantener los pies firmes en los estribos durante el combate.
Y sí… los tacos nacieron por pura función.
Pero la historia no termina ahí.
En Grecia también había fascinación por el calzado elevado, y en el teatro griego y romano, la altura diferenciaba el estatus de los personajes.
Incluso se dice que en la Roma antigua las prostitutas los usaban para distinguirse del resto.
Con el tiempo, lo funcional se volvió estético.
Los reyes de la Edad Media adoptaron los tacones como símbolo de poder.
En Europa, en el siglo XV, aparecen los chapines: plataformas de madera altísimas.
Cuanto más alto el zapato, más cerca del cielo… y de Dios.
Las mujeres de la realeza también empezaron a usarlos para lucir sus vestidos, que cada vez llevaban más metros de tela y no arrastrarlos por las calles lodosas.
Eso sí: caminar con ellos era un desafío olímpico.
Pero, ¿qué sería de la Corte sin criados?
Los nobles iban sostenidos por sirvientes, y hasta llevaban bastones con piedras preciosas para poder moverse.
En el Renacimiento llega Catalina de Médici (1519–1589), la primera gran influencer de los tacos.
Se casa a los 14 años, y como era muy bajita, manda a hacer unos zapatos con tacón.
Algunos chismes de la época dicen que quería estar a la misma altura que su prometido y otros que quería estar más alta que la amante de este… otro incomprobable chisme.
Ese simple gesto incendió la moda de la corte: todas querían ser Catalina.
Un siglo más tarde, en la Francia del siglo XVII, el tacón alcanza su máxima teatralidad con Luis XIV, el Rey Sol.
Vivía en Versalles rodeado de pelucas monumentales y encajes venecianos.
Y en sus pies: tacones rojos.
La suela debía ser roja por orden real: la tintura era carísima, un símbolo de poder y capital.
A eso se sumaban joyas, broches, lazos y bordados en plata.
Eran verdaderas obras de arte.
Dicen que Luis era… cómo decirlo… de talla petite.
Acá en el Río de la Plata diríamos que era corto, petiso, o como diría algún tanguero… un petitero chico.
Quizás por eso —además de la ostentación— sumó esos centímetros extra.
Quién sabe sus motivaciones… otro chisme incomprobable.
En esa misma corte aparece el zapatero Nicolás Lestage, y poco después, Madame de Pompadour populariza los “tacones Pompadour” entre las damas.
Durante la Inquisición incluso se los llegó a asociar con la “magia negra”.
Ya hacia fines del siglo XVII se consolidan dos caminos:
tacón cuadrado para hombres y delgado y curvo para mujeres.
Imaginá a un noble barroco exagerando la altura del taco, con ropa ostentosa — los críticos satíricos de la época lo usaban en grabados para ridiculizar esa postura.
Hay una leyenda que dice que en 1760 el italiano Giacomo Pirandelli, barón de Styletto, creó los primeros stilettos para mejorar el agarre del jinete y sostener las espuelas.
Sea mito o verdad, lo cierto es que el tacón aguja terminó siendo sinónimo de vértigo y escándalo.
"Mientras tanto en China…
Las mujeres manchús de la Dinastía Qing se calzaban estas plataformas altas, verdaderas joyas de la Ciudad Prohibida. No eran zapatos para andar por el mercado ni para trabajar la tierra, sino piezas de etiqueta y distinción en pleno siglo XIX.
Aparecen los famosos flowerpot-sole shoes: con sus bases anchas en forma de maceta y una decoración lujosa que deslumbraba a primera vista. Estos zapatos no solo elevaban físicamente a quien los llevaba, sino que también la colocaban en un pedestal simbólico, mostrando rango, poder y refinamiento dentro de la corte imperial.
Después llega la Revolución Francesa, no esta siendo muy conveniente ser alguien ostentoso… y marca un quiebre:
el tacón desaparece del vestuario masculino en nombre de la utilidad y la sencillez.
El siglo XIX hace lo suyo con la industrialización:
llega la producción en serie, bajan los precios, y se democratiza el acceso.
A partir de 1800, todas las mujeres —sin importar clase social— quieren sumar tacones a sus estilos.
"Mientras tanto, en nuestro Río de la Plata hacia 1800…
La vida se dividía entre dos mundos muy distintos.
En Buenos Aires y sus alrededores, la élite urbana seguía de cerca la moda europea: zapatos de tacón bajo, botas elegantes y atuendos de salón.
En el campo, en cambio, los gauchos calzaban sus inseparables botas de potro: rústicas, sin tacón y abiertas en la punta, hechas para resistir la vida a caballo.
Los próceres tampoco escapaban al estilo. San Martín montaba con botas altas de caballería, reforzadas con espuelas y un tacón bajo, justo para afirmarse en el estribo. Belgrano, por su parte, era el verdadero dandy de la Revolución: levita azul, calzones ajustados y calzado fino que marcaba diferencia.
No se trataba de tacones altos, sino de zapatos prácticos, de montar o de ciudad, siempre con un poco de taco. Y en los salones de Mariquita Sánchez de Thompson, mientras se entonaban las primeras estrofas del Himno Nacional, las damas lucían orgullosas los modelos traídos directamente de Europa."
Y desde ahí… la historia se acelera.
El siglo XX es el gran apogeo: la publicidad y el cine hacen magia.
Desde Ferragamo en 1923 hasta Louboutin los tacos se vuelven íconos del deseo.
Louboutin, con su suela roja, rinde homenaje directo al Rey Sol.
Marylin, Sofia Loren y todas las divas del globo, se rindieron ante sus encantos, los tacos las conquistaron y nunca mas los dejaron ir.
"Mantén la cabeza, los tacones y los principios altos" era una de las macimas de Coco Chanel.
Desde los 50 y hasta la actualidad las botas vaqueras conquistan corazones, incluido el mio. Se popularizan por la llegada de las series y películas western o como decimos aca en Argentina pelis de vaqueros o del lejano oeste. Botas, básicamente de trabajo, siempre asociados con el caballo…
Pero que nos enamoraron asi como tambien Clint Eastwood.. Divino. Mi preferido desde el Jinete Pálido y uno de los tacos con mas presencia en la tienda Quica.
Algunos libros aseguran que en los gloriosos 60 las plataformas alcanzaron el estrellato: se asomaban debajo de los pantalones pata de elefante o brillaban junto a minishorts atrevidos.
En los 70, David Bowie las llevó a otro nivel: tacones altos, maquillaje, lentejuelas… la estética glam rock en su máxima expresión.
Otros, en cambio, juran que el pionero fue Elvis, el mismísimo Rey, que ya había pisado fuerte con sus zapatos de plataforma antes que todos.
Pero los Argentino podríamos decir que los primeros tacos fueron los de Sandro de América, que se contorneaba y movía su pelvis allá por los 60 al son de Rosa, Rosa la maravillosa
y otros dirán que fue Gasalla y Carlitos Perciavale en el Café Concert, pero eso ya se los dejo para que lo investiguen ustedes.
Y KISS, como olvidar las botas de KISS
Aunque hoy se los asocie casi solo al vestuario femenino, todavía hay hombres que los usan por trabajo o estilo, y cada tanto algún diseñador los reintroduce en la moda masculina para desafiar los límites, pero la preponderancia de los tacos sigue en el universo femenino.
"Hoy los hay de todos los estilos: plataformas, stilettos, tacos cono, columna, chinos, chupete, cuñas, cuadrados, trapecio, cubanos, elefante…
El catálogo parece infinito.
Pero lo esencial para mí es esto: el tacón no nació como un capricho estético, sino por función —para la carnicería, para montar a caballo, para el escenario—.
Y con el paso de los siglos se transformó en una de las piezas de moda más elaboradas, deseadas e imprescindibles del vestuario femenino."
“Desde protegerse de la sangre en los mercados hasta caminar sobre plataformas de madera o elevarse en la corte de Luis XV, el taco siempre fue más que moda: fue símbolo de poder, practicidad y estilo.
Hoy, con Quica, esos siglos de historia se transforman en zapatos que acompañan a mujeres que viven intensamente —y que saben que cada paso también cuenta una historia.
Pero llegó la pandemia… y todos los que estamos en la industria del calzado notamos que los tacos pasaron a un segundo plano. Las zapatillas colmaron las pasarelas, las hormas se ensanchan y aparecen nuevos movimientos como el calzado de pisada natural, en donde el taco desaparece totalmente y bases finísimas donde podemos reconocer en cada pisada las imperfecciones de las rutas que transitamos. Aunque los tacos siguen teniendo su club de fans, cada vez son menos usados.
¿Qué pasará en los próximos 100 años? Estaremos en un nuevo punto de inflexión donde iremos a una pisada mas natural o no, Ustedes, ¿qué opinan?”
Les mando un Abrazo grande, Soy Silvia Lambertucci
Mamá, Diseñadora y Emprendedora en Quica
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